martes, 31 de agosto de 2010

Dia de la Fragata Sarmiento


En 1893 el capitán de navío Martín Rivadavia ejercía el comando del crucero 9 de Julio. Oficial era un avezado marino, veterano de las aguas de la Patagonla y Tierra del Fuego, formado en la bravía escuela de Don Luis Piedra Buena, a cuyo lado había terminado de formarse profesionalmente. En el período noviembre 1888 - junio 1889, la corbeta La Argentina cumplió el cuarto viaje de aplicación de los cadetes de la Escuela Naval Militar. Esa nave iba al mando del capitán Rivadavia. Durante la navegación se recaló en puertos de la Patagonia, en Punta Arenas, Talcahuano, Valparaíso, Coquimbo, Iquique y El Callao. Su comandante comprobó que La Argentina presentaba defectos que hacían necesario su reemplazo por otra nave que estuviera provista de los más modernos elementos de la náutica y la hiciera idónea para cubrir adecuadamente la tarea de buque-escuela, a cuyo bordo los cadetes debían terminar su formación marinera.
Fue así que en 1893 el capitán Rivadavia elevó al señor jefe del Estado Mayor General de Marina, contraalmirante Daniel de Solier, un proyecto para construir un buque-escuela para la Armada Argentina. Encabezaba así la nota de elevación: 'Creyendo servir como miembro de la Marina de Guerra Nacional a uno de sus mejores intereses, con la venia que personalmente me fue concedida por V.S., tengo el honor de presentar el adjunto proyecto de un barco de vela y máquina auxiliar, dotado de todos los elementos necesarios para dar enseñanza práctica en puerto y en el mar a las diversas clases que forman el personal de cubierta de un buque moderno de guerra.'
La idea de dotar a la institución de tal tipo de buque se había concebido hacia mucho tiempo y a medida que éste pasaba, era más fuerte ese convencimiento. El capitán Rivadavia hacía constar: 'Concebido el plan que a mi juicio debía adaptarse en el diseño de un barco como el que ahora propongo, aproveché la feliz oportunidad que me brindó mi reciente viaje por Europa para consultar sobre este tópico a varios ingenieros navales de reputación, entre los que puedo citar a los señores OrlandoHnos., directores de los Astilleros de Livorno, en Italia; el señor Laganne, director de Forges et Chantiers de la Mediterranés, en Toulón, y al constructor del acorazado chileno Prat y del buque- escuela brasileño Benjamín Constant. Y por fin al señor Watt, director de los Astilleros de Arnrstrong, Mitchell y Cía., de Inglaterra, constructor de nuestros dos cruceros gemelos.'

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